sábado, 25 de abril de 2020

Praga 2017

[... continuación de la entrada anterior Viena y Bratislava 2017]

Día 15: Mar 30may17

Nuestro siguiente destino era Praga, la capital de la República Checa y para muchos, de las ciudades más hermosas de todo Europa. El viaje desde Viena lo hicimos por tren, partiendo siempre desde la estación Hauptbahnhof hacia Praha Hlavní Nádrazí, la principal estación de trenes de la ciudad checa. El trayecto duró aproximadamente 6 horas y el precio de los tickets fue de €22.5 por persona. Dado que salimos de Viena a media mañana, se puede decir que prácticamente este día lo pasamos viajando. Llegamos a Praga al caer la tarde y como nuestro hotel estaba casi en el mismo centro de la ciudad, igual aprovechamos la tarde/noche para salir.

Obviamente, no habíamos almorzado así que la comida fue a modo cena en un restaurante que estaba en la misma calle Národní donde nos habíamos hospedado. El local llevaba por nombre Potrefená Husa y sirve comida típica checa, en base a cerdo, carne, cordero con guisos bastante buenos a decir verdad. Ordenamos un asado de cerdo sobre un puré de papas con espárragos y pato con knedlíky que es una especie de masa de harina cocida y servida como palitos gruesos. El acompañamiento no podía ser de otro modo que con cerveza sobretodo sabiendo que la este país tiene fama de tener la mejor cerveza de Europa en relación precio/calidad.



Terminando de cargar baterías fuimos a recorrer la ciudad, aprovechando que estaba claro aunque se percibía una leve llovizna que podía arruinarnos el plan de esa noche. La vía Na Prikope es peatonal y tiene una gran variedad de negocios con souvenirs, ropa, bebidas, cafés, entre otras. La forma de los edificios contrasta entre sí, ya que por un lado se ve un estilo clásico europeo y por otro, la influencia de la arquitectura soviética comunista. Para ponerle más contraste, había un puesto de comida en la esquina con la calle Václavské que vendía salchichas, sandwiches y esa clase de snacks. Bastante recomendable para ser comida urbana.



Caminar entre las callecitas empedradas de Praga es un verdadero deleite. Muchos de los edificios tienen una coloración oscura que al caer la noche solo se iluminan a nivel de la calle por las luces de los pequeños negocios que abundan y algunas calles tienen pasajes en forma de bóveda que atraviesan edificios. La lluvia no cesaba pero tampoco era lo suficientemente intensa como para buscar refugio y casi como jugando llegamos a una pequeña plaza con varios restaurantes al aire libre y nos sentamos a beber algo mientras asimilábamos la increíble atmósfera de la ciudad.

Después de la breve pausa, seguimos andando hasta que nos topamos casi de casualidad (el centro tiene varios de sus secretos a pasos de distancia entre sí) con el maravilloso Reloj Astronómico (Prazsky Orloj). Esta impresionante obra se ubica en una de las caras de la torre del municipio de la Ciudad Vieja, como se le denomina al centro histórico de Praga, fue construida a fines del siglo XV y es patrimonio cultural de la humanidad. A esta hora no nos quedamos a ver el mecanismo de movimiento de las diferentes figuras, el cual se activa cada hora, y nos fuimos a descansar. A modo de precaución, vale decir que mientras se admira esta atracción, se debe estar muy atento a los delincuentes que tratan de aprovechar la distracción de la gente.


Día 16: Mie 31may17

Empezamos el día muy temprano, tomamos desayuno en el hotel y luego al metro para ir hacia el Castillo de Praga. El boleto individual del metro tenía un precio de €1.90 (al cambio porque muchos establecimientos usan la corona checa y no el Euro) y aunque solo tiene 3 líneas, es bastante eficiente y no lo sentimos abarrotado de gente a pesar de salir en hora de alta demanda. La estación de metro que más cerca nos deja del castillo es la ruta A bajando en la estación Malostranská, y el tren va por debajo del río Moldava para poder cruzarlo. La recomendación antes de visitarlo es que se reserven varias horas para este lugar porque vale mucho la pena y no en vano es el lugar más visitado por los turistas.



El Castillo de Praga no es propiamente un castillo como muchos de los que se pueden ver en Europa sino que es un complejo arquitectónico más elaborado, con edificios religiosos, palacios, sedes administrativas y calles que enmarcan toda la experiencia. Esta joya de la cultura mundial fue construido en el siglo IX y para ser tan antiguo es notable el estado de conservación que ostenta, considerando además que a lo largo de su historia, este lugar ha sufrido varios incendios, guerras e invasiones.


El ingreso al complejo tuvo un precio de €14 por persona, es bastante ordenado y todas las vías dentro son peatonales. Una de las primeras vistas que atrajo nuestra atención fue la imponente Catedral de San Vito, la mayor sede religiosa de la ciudad y sin dudas, una joya del estilo gótico. En este lugar se encuentran enterrados muchos de los obispos, arzobispos e incluso reyes de este país. La catedral tiene una imponente torre principal, además de un hermoso mosaico que representa el día del juicio final y los vitrales en el interior, considerados de los más hermosos de Europa.









A pocos pasos se puede encontrar el Palacio Lobkovicky, actual sede de la embajada de Alemania, la fuente de Kohl, la Basílica de San Jorge, la Iglesia de Todos los Santos y la Puerta de Matías, todas estructuras de mayor relevancia en todo el castillo. Otra de las atracciones de este lugar es el cambio de guardia de los soldados en la entrada al Palacio Real, el cual se lleva a cabo cada hora pero el que se realiza al mediodía es sin duda, más simpático porque hay música de una pequeña orquesta en vivo.



Es importante visitar las joyas de la Corona Bohemia, una colección de las joyas utilizadas por los antiguos reyes de la región, así como la Corona de San Wenceslao, en uno de los ambientes de la Catedral de San Vito, que datan del siglo XIV y tienen una belleza indescriptible. Las muestras que se exhiben al publico en estos salones son réplicas porque las verdaderas solo son expuestas en ocasiones muy importantes, pocas veces por cada década. Después de pasar varias horas en el castillo, decidimos salir recorriendo en Callejón del Oro (Zlatá Ulicka) que es una calle pintoresca dentro del complejo y fue construida en el siglo XVI para los guardias de Rodolfo II, un antiguo rey de Bohemia.




El almuerzo ya era necesario y llegamos nuevamente al centro (Ciudad Vieja) para ir a un establecimiento del que teníamos muy buenas referencias, y que estaba casi lleno a pesar de ser casi las 4 pm: Vkolkovne. Este restaurante tiene buena fama por servir platos checos y buena calidad de cerveza, así que ordenamos un plato tradicional de Bohemia a base de carnes de cerdo, pato, carne ahumada, salchicha de cerveza con acompañamiento de col, papas y pan (suficiente para compartir entre dos personas), una sopa de papa servida dentro de un pan gigante y obviamente, dos cervezas locales bien frías. Toda la comida fue un deleite, el lugar me encantó particularmente porque sentí que el local, servicio, rapidez para atender el pedido y la calidad de los platos fue muy buena para el precio absolutamente razonable.

Salimos encantados por el almuerzo y decidimos caminar a lo largo del río Moldava y rápidamente encontramos el Puente Cech, donde se pueden encontrar unas paradas con embarcaciones que recorren el río por unos €12 por persona. Dentro de las embarcaciones se puede ordenar piqueos y cerveza. El recorrido es bastante agradable y relajado y si se hace al caer la tarde, se pueden hacer unas fotos espectaculares con los matices de colores del cielo y el Castillo de Praga como fondo. Otro de los grandes atractivos de la ciudad se asomaba durante este recorrido: el Puente Carlos (Karluv Most), un hermoso puente de piedra que une ambos flancos de la ciudad y que visitaríamos a pie al día siguiente. Adicionalmente, se puede ver la sede del gobierno checo en el edificio Strakova Akademie.

Después de haber disfrutado la experiencia en el río Moldava, caminamos hacia el casco viejo de la ciudad donde se encuentra la plaza central (Staromestské námestí) de Stare Mesto (Ciudad Vieja) y a uno de sus lados, la impresionante Iglesia de Nuestra Señora de Tyn, cuya curiosidad es que su fachada fue cubierta por casas que circundan la plaza del municipio. A pesar de esta singular anécdota, la iglesia luce imponente con sus dos torres de casi 80 m de altura y hermosa arquitectura gótica, que resalta sobre todas las demás edificaciones. Al otro lado de la plaza, nuevamente nos encontramos con el Reloj Astronómico. A pesar de ser bastante tarde (pasada las 10 pm) se podía ver bastante gente en la calle, turistas sentados sobre el mismo piso de la plaza, algunos otros en los restaurantes y bares en los alrededores y niños jugando.

Día 17: Jue 01jun17

Era de esperar que la caminata del día anterior y todo lo que vimos nos pase la factura, además que estábamos con varios días encima, así que nos permitimos dormir un poco más esa mañana. Estaba un poco frío y nublado, así que fuimos a tomar desayuno y esta vez no tomaríamos el metro sino que caminaríamos por la ciudad, cruzaríamos el río Moldava hasta el otro frente de la ciudad hasta llegar a la Parroquia del Niño Jesús de Praga. Debo admitir que hasta este viaje no era consciente de esta denominación y si había una asociación con esta ciudad.

Cuando llegamos al puente por donde cruzamos el río el día ya estaba bastante despejado y el hermoso cielo celeste nos anunciaba un calor intenso. Sin embargo, caminar por estas calles es un verdadero placer, grupos de niños de la escuela, turistas y locales hacen que el paisaje sea agradable a la vista y al oído. Compramos unas botellas de agua, unos helados y seguimos el camino hasta que encontramos un puesto del popular “trdelnik”, que es un tradicional postre de la gastronomía checa, una masa en forma de rollo que gira sobre su eje y lleva azúcar encima. No lo habíamos visto en Eslovaquia y compramos uno para dar el veredicto justo: recomendado.

Habiendo caminado una buena distancia, por fin llegamos a la Iglesia de Santa María de la Victoria (Kostel Panny Marie Vitezné) en el barrio de Malá Strana donde se encuentra la imagen del Niño Jesús de Praga. La iglesia en sí, es pequeña pero en su interior tiene un altar muy lindo dedicado a la imagen del niño, adornado con hermosos ángeles dorados y luminarias colgantes. La visita fue muy gratificante y dentro tienen un establecimiento donde venden algunos bonitos souvenirs para la familia.

Todavía no habíamos llegado a la hora del almuerzo pero el calor se hacía sentir y como en muchas ciudades de esta parte del mundo, encontramos un pub irlandés para refrescarnos y descansar un poco: Murphy´s. Encontramos buenos sitios en la barra, pedimos Guinness y Kilkenny de barril y conversamos con el barman que estaba bastante relajado de trabajo. Fue bastante agradable compartir con gente local, algo que siempre trato de hacer en mis viajes para conocer de primera mano algo más del estilo de vida local.

Con las baterías recargadas, avanzamos nuestro recorrido hasta encontrarnos casi frente a frente con el hermoso Puente Carlos, el más viejo de Praga y sin duda el más complejo por la cantidad de detalles en sus extremos, así como a todo lo largo del mismo. El puente tiene una longitud que supera los 500 m, un ancho de 10 m que solo está habilitado para el tránsito peatonal. Las torres que se encuentran sobre el Malá Strana son dos pero una de ellas resalta por su impresionante belleza, muestra del estilo gótico, además que es más alta. Al otro extremo del puente, ya en Stare Mesto (Ciudad Vieja) se puede encontrar otra torre del mismo estilo gótico además de la Iglesia de San Francisco de Asís. Un dato importante es que este majestuoso puente fue construido a finales del siglo XIV y ostenta un impresionante estado de conservación.

La calle que da continuidad al puente es Karlova y mantiene el encanto que sentimos en el otro lado de la ciudad, negocios, restaurantes y la atmósfera que hace de Praga un sitio inigualable. La mejor decisión para esa tarde fue de dejar de lado cualquier mapa y simplemente dejarnos llevar por la ciudad y sus calles, caminar sin un rumbo fijo y sentir la energía local.

Nuevamente llegamos a la plaza central y siendo la primera vez que la veíamos en plena luz de día, se podía apreciar de una forma más delicada cada detalle de su entorno, el Rejos Astronómico, la Iglesia de Nuestra Señora de Tyr y los hermosos edificios a su alrededor. Vale mucho la pena quedarse un buen rato paseando y contemplando este hermoso lugar mientras se toma un helado, un café o una cerveza.

Caminando por la calle Celetná se puede encontrar el Prasná Brána o Torre de la Pólvora, una impresionante puerta medieval que se construyó en el siglo XV como una de las trece puertas originales de la Ciudad Vieja y no es casualidad que tenga bastante similitud a las torres que adornan el Puente Carlos ya que este fue el modelo que inspiró su construcción. Durante el siglo XVIII, esta torre fue utilizada como almacén de pólvora, y de allí obtuvo su peculiar nombre. A pocos metros de la torre encontramos el Salón Municipal (Obecní Dúm) un espléndido teatro donde se presentan obras de ballet, música clásica y ópera.

Día 18: Vie 02jun17

Esta mañana tratamos de recuperar un poco de energía que nos demandó la ciudad durante los últimos días, sobre todo considerando que estábamos cerca del tramo final del viaje en la inmensa Roma. Teníamos vuelo en la tarde, así que planificamos la mañana para tomar un desayuno relajado y sin apuros, comprar algunos recuerdos y regalos y caminar sin la prisa habitual que el mismo ímpetu te impone.

Muy cerca al centro hay innumerables negocios donde se venden muchos recuerdos, adornos, artículos para la casa y cristales. Esta región es bastante conocida por la calidad y el bajo precio de los cristales que se usan para fabricar joyas, adornos para casa, figuras decorativas y hasta lámparas. Siendo un poco complicado llevar una lámpara en la maleta, solo compramos pequeñas piezas de joyería hechas de cristal y algunos cofres de cristal para regalar. Una recomendación importante al visitar estas tiendas es tratar de no entrar con mochilas porque muchas de las vitrinas no tienen cubierta y al haber tanta gente en pasillos estrechos, es fácil romper algo por accidente.

Antes de prepararnos para recoger las maletas y salir hacia el aeropuerto, comimos una hamburguesa con una cerveza local y pedimos un taxi. El aeropuerto de Praga está en las afueras de la ciudad y el precio del taxi fue de €25 así que me parece que es bastante conveniente antes de pensar en tomar el metro y algún otro bus para ahorrarse de dinero a cambio de esfuerzo. Nuestro vuelo era a las 3:45 pm así que la mañana en Praga fue precisa para las compras finales y no mucho más.

[Continúa en la siguiente entrada Roma 2017...]

Dónde dormir?

Por su ubicación céntrica, elegimos el Design Metropol ubicado en Narodni 33, Ciudad Vieja. Tiene una amplia recepción, muy buen desayuno buffet, habitaciones razonablemente amplias y limpias. Hay un supermercado justo en la calle del frente y una estación de metro a pocos pasos. El precio fue de aproximadamente US$ 105 por noche.

Dónde comer?

"Vkolkovne" ubicado en V Kolkovne 910/8 en Ciudad Vieja es una muy buena opción para probar la comida checa, con ambientes amplios, personal amable y precios muy razonables. Un almuerzo y cerveza para dos personas por menos de €30 es digno de resaltar.

"Potrefená Husa" es un poco menos ostentoso que el anterior, pero no por ello menos recomendable. Está ubicado en Národní 364/39 tiene mesas en el exterior y muy buen servicio. Dos platos de fondo con cerveza para dos personas por €33 es una buena opción.