lunes, 11 de mayo de 2020

Roma 2017

[... continuación de la entrada anterior Praga 2017]

Día 18: Vie 02jun17

Aterrizamos en el aeropuerto de Roma casi a las 6 pm y mientras esperamos las maletas encontramos un servicio de movilidad hacia la ciudad. El aeropuerto está en la zona periférica de la ciudad así que pensar en ir en algún bus hacia una parada de metro era demasiado trámite considerando que teníamos un par de maletas grandes y otras dos más pequeñas. El precio del servicio fue de €20 por persona y estaba acorde con la facilidad que brindaba así que lo tomamos. El trayecto duró casi 40 minutos y es entretenido, además de la autopista vimos bastante vegetación, casas aisladas, caminos empedrados hasta entrar al mismo centro de Roma donde el ruido, los autos y las motos abundan.

Nos instalamos, tomamos una ducha y salimos a caminar. Habíamos encontrado una habitación en un edificio residencial a solo un par de cuadras de la Fontana de Trevi y la encargada del establecimiento nos recomendó cenar en un restaurante cercano: "That's Amore". Casi no lo pensamos porque estábamos hambrientos y a pesar de ser temprano todavía hacia una lista de espera de un par de parejas delante nuestro. Era sin duda una buena señal, así que esperamos y ciertamente valió la pena: spaguetti con mariscos, calzone con prosciutto y vino de la casa... todo fue una delicia. El primer sorbo de Roma había sido espléndido.

Una caminata muy corta después de la cena y habíamos llegado a la famosísima Fontana de Trevi. Como era de esperar, había bastante gente, era casi imposible encontrar un espacio en los bancos que rodean la fuente y los pocos claros que se pueden encontrar son rápidamente ocupados por gente que busca la foto perfecta o los que quieren sentarse para comer un helado. Alrededor de la fuente también se veían muchos policías y militares que resguardaban cualquier evento. Desde Bruselas no habíamos visto tantos militares en la calle, lo cual ofrece tranquilidad al mismo tiempo que nos hace estar alertas. Después de una larga espera pudimos encontrar un espacio para sentarnos y disfrutar del lugar, ver correr a los niños, escuchar el agua correr por toda la fuente, lo que en conjunto nos hizo disfrutar del caótico encanto de esta belleza.

Día 19: Sab 03jun17

Teníamos que despertar temprano porque íbamos a visitar el majestuoso Coliseo y esperábamos una gran cantidad de gente además de un día caluroso. El clima en Roma era muy distinto a lo que habíamos encontrado en las otras ciudades: hacías mucho calor desde temprano, el sol era implacable y esto no ayuda para mantener la misma energía para caminar por varias horas. Antes de tomar el metro, compramos unos panini con jugo en un mini market muy cerca a la habitación y los comimos en plena ruta para no perder el tiempo. El ticket de metro tenía un precio de €1.50 por persona y llegamos bastante rápido. Todavía no eran las 9 am y ya estábamos haciendo la cola para comprar nuestros tickets de ingreso.

Para agilizar el proceso de compra y aprovechar la visita, compramos los boletos con una guía autorizada, la cual se encargó de un grupo de 10 personas. Empezamos por la zona exterior donde se encuentra el Foro Romano, un impresionante conjunto de columnas y edificaciones que habías permanecido enterrada por muchos años y con una antigüedad de 2,000 años. En el complejo se puede encontrar el Arco de Settimio Severo, el Foro de César, la Casa de las Vestales, el Arco de Tito, la Via Sacra, el Templo de Rómulo, el Templo de la Paz y todas las maravillas que pueden ser abrumadoras de ver de un solo porrazo pero constituyen un conjunto que le daba forma a la Roma antigua. Una recomendación muy saludable para esta visita es traer una botella grande de agua y algunos snacks para no pararse a buscar algún negocio donde comprar, no solo porque sería perder valiosos minutos sino porque todo en la zona es carísimo (como era de esperar).

Pasado el mediodía estábamos por ingresar al Coliseo. La cantidad de gente que había llegado era tremenda, pero ya teníamos los pases así que no tuvimos que esperar mucho. En sus exteriores, el Coliseo se ve muy bien conservado a pesar de las zonas que han sufrido derrumbes y el paso del tiempo. Gran parte del exterior muestra la fachada original y otra parte tiene los arcos de la estructura interior, que da vida a la zona donde antiguamente se realizaban los espectáculos. El ingreso es espectacular, los pasillos son muy amplios y muy altos, y por lo menos se le debe dedicar un par de horas para poder apreciar la belleza interior de la estructura: sus graderías, la zona de combate, los pasillos y las pequeñas ventanas que forman los pasillos interiores desde donde se puede ver el interior de una forma particular.

Salimos del Coliseo casi a las 3 pm y buscamos un lugar cercano para almorzar, lo cual nunca fue problema porque en toda la ciudad existen no solo pizzerías sino las "osterías" que son los restaurantes que ofrecen comida tradicional italiana. Decidimos caminar toda la tarde, sin un rumbo definido, lo que nos permitió disfrutar de cada lugar que encontrábamos en el camino: innumerables iglesias, calles estrechas con pequeños negocios o cafés, autos pequeños y un sin número de matices que hacen de Roma una ciudad atemporal.

Día 20: Dom 04jun17

Desde hace algunos días habíamos pensado asistir a la misa de domingo en la Piazza San Pietro del Vaticano, así que al igual que el día anterior, tomamos unos paninos y refrescos y tomamos el metro hasta la estación Ottaviano desde donde caminamos pocas cuadras para llegar. La cola para ingresar era inmensa y el calor bastante fuerte pero la razón principal de la demora al ingreso es el estricto control de seguridad.

Nos llegamos a ubicar en una de las zonas a mitad de la plaza, ni tan lejos ni muy cerca del estrado principal donde el mismo Papa Francisco daba la misa. Independientemente de la religión que cada persona puede profesar, creo que la experiencia es muy gratificante, por la cantidad de gente que llega desde todos los rincones del mundo, el ambiente de fe que se percibe hasta las bendiciones que el Papa ofrece cuando al término de la misa recorre todas las zonas de la plaza. Al final de la ceremonia, la gente abandonaba la plaza cantando e irradiando paz.

Casi al mediodía salimos de la Plaza San Pedro y llegamos caminando al imponente Castillo Sant'Angelo sobre el flanco derecho del río Tíber. Este imponente monumento es también conocido como el Mausoleo de Adriano, ya que este emperador lo mandó construir en el año 135 para ser el mausoleo familiar. Sin embargo, esta estructura fue utilizada con fines militares algunos siglos después. Otro hito importante es que en el siglo XVI, este castillo y el Vaticano se unieron con una muralla de 800 m de longitud para que el Papa Clemente VII pueda escapar durante el asedio de Roma a cargo del Rey Carlos I de España.

La visita al castillo incluye un recorrido por los salones, las celdas y almacenes, esculturas, escaleras y la terraza superior desde donde se puede ver la Plaza San Pedro y el Puente Sant'Angelo que conduce hacia el otro flanco de la ciudad. En la parte alta también se encuentra la imagen de San Miguel Arcángel y la Campana de la Misericordia.

Cruzamos el río Tíber por el Puente Sant'Angelo y caminamos por las hermosas y estrechas callecitas de esta parte de la ciudad hasta que llegamos a la Piazza Navona.